'Procesiones y tamboradas en la Semana Santa de Agramón'

A continuación reproducimos un artículo publicado en el número extraordinario dedicado a la Semana Santa de 'El Rabal: periódico de información municipal' (abril, 1984):

En uno de los bares de la calle Mayor he quedado citado con el Pedáneo, Arnelio Lara, que me va a brindar información y material fotográfico.
Una vez entrados en conversación, sencilla y llana como ejemplo de la forma de ser de los ciudadanos de esta noble pedanía, surgen algunas anécdotas producidas en el desarrollo del diálogo que posteriormente relataré.
La Semana Santa en Agramón tiene su peculiar autonomía pues cuenta con desfiles procesionales y también con su tamborada como en Hellín.
Agramón cuenta con siete imágenes que desfilan en forma de pasos durante la Semana Pasional.
El domingo de Ramos hay una procesión de las Palmas que abre el ciclo de desfiles y a la cual asiste la mayoría de la población con expectación ante el inicio de un año más.
Han de pasar el resto de los días de la semana hasta el Jueves Santo cuando realmente se comprueba en sus calles el ánimo despierto de sus gentes antes de la procesión de este día la denominada del Silencio. Conforme se va recogiendo la procesión van apareciendo tamborileros que le harán frente a la noche con su redoble.
Todos los años más de 500 personas ataviadas con túnica verde o negra irrumpen por las calles agramoneras con repiques y marchas similares a las que se tocan en Hellín. Hay que destacar que antiguamente la túnica era morada sin ribetes como los que suelen llevar algunas cofradías. Las distintas cofradías tienen sus vestimentas para las procesiones al margen de la túnica de tamborilero distintamente a lo que ocurre en otras poblaciones cercanas.
Hubo unos años que la emigración dentro de las heridas que ocasionó como por muchos otros puntos de España, también hizo que en Agramón disminuyera el número de tamborileros, cosa que actualmente se está recuperando. La afluencia de público de fuera estos últimos años es bastante considerable, va cada vez en aumento, nutrido por familiares y amigos de los nativos, todos ellos forasteros.
El Viernes Santo de madrugada se sube al Calvario en procesión en la que desfilan las imágenes de la Sta. Cruz, La Verónica, Ntro. Padre Jesús Nazareno, San Juan y la Dolorosa. Una vez ya en el Calvario el cura párroco da una especie de Sermón al público asistente con alusiones al significado de este día y de la Pasión de Cristo.
La procesión viene a recogerse alrededor de la 1 de la tarde y, poco a p-co, se van recogiendo los tamborileros de forma que a la hora aproximadamente la villa se sumerge en un silencio que acompañará a la procesión que horas más tarde tendrá lugar con los mismos pasos excepto El Nazareno que se ve sustituido por el Cristo Yacente para alegorizar la procesión del Santo Entierro. El día se despide tarde con sueño y cansancio pasando así al Sábado de Gloria con recogimiento que se verá roto por la aparición de los tamborileros al caer la noche acompañados, esta vez, por mujeres como es costumbre también en Hellín.
El domingo de Resurrección salen dos procesiones, una con La Verónica y El Resucitado por un lado y otra con San Juan y La Dolorosa. El Encuentro tiene lugar en la Plaza del Cuartel.
Se recoge la procesión y se termina en la Iglesia con una Misa al aire libre.
Estos desfiles procesionales son acompañados por una banda de cornetas y tambores, algunas veces se contrata otra de fuera que se suma a la anterior. Arnelio me cuenta que hubo un año en que un cabo de la Guardia Civil quiso prohibir el toque de tambor el Sábado de Gloria por la noche. Aun así, al día siguiente El Encuentro se hizo, pues ese año casi todo el pueblo de Agramón se vino a Hellín a ver el Encuentro en el Parque. Lo anecdótico de ese Encuentro de Agramón es que al salir las imágenes a la calle, un señor preguntó que dónde se hacía el Encuentro, a lo que otro le contestó que donde marcara el dedo de San Juan y así se hizo.
En otra ocasión y siendo mucho más joven nuestro entrevistado, por problemas de trabajo, a éste y a dos de sus paisanos les cogió la Semana Santa en Sagunto no pudiendo venir a Agramón; fue una noche la de Jueves Santo la de aquel año en la que asegura Arnelio que emocionado por la lejanía del hogar y la impotencia de acercarse a su pueblo entró en lágrimas en la pensión donde se hospedaban y otro de sus compañeros se puso a tocar el tambor con las manos en el soporte de la cama.
Una muestra del sentir de un hijo de su pueblo al que tanto ama como cualquier vecino de Agramón.
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